La vida de Jesús
Predicador judío fundador de
la religión cristiana, a quien sus seguidores consideran el hijo de Dios. El
nombre de Cristo significa
en griego ''el ungido'' y viene a ser un título equivalente al de Mesías.
La vida de Jesús está narrada en los Evangelios redactados por
algunos de los primeros cristianos. Jesús nació en una familia pobre de
Nazaret, hijo de José y de María. Aunque la civilización cristiana ha impuesto
la cuenta de los años a partir del supuesto momento de su nacimiento, se sabe
que en realidad nació un poco antes, pues fue en tiempos del rey Herodes, que
murió en el año 4 a.C.
Fueron precisamente las persecuciones de Herodes las que
llevaron a la familia, después de la circuncisión de Jesús, a refugiarse
temporalmente en Egipto. Por lo demás, la infancia de Jesucristo transcurrió
con normalidad en Nazaret, donde su padre trabajaba de carpintero. Hacia los
treinta años inició Jesucristo su breve actividad pública incorporándose a las
predicaciones de su primo, Juan el Bautista. Tras escuchar sus sermones, Jesús
se hizo bautizar en el río Jordán, momento en que Juan le señaló como encarnación
del Mesías prometido por Dios a Abraham.
Se dirigió fundamentalmente a las masas populares, entre las
cuales reclutó un grupo de fieles adeptos (los doce apóstoles), con los que
recorrió Palestina. Su popularidad se acrecentó cuando corrieron noticias sobre
los milagros que le atribuían sus seguidores, considerados como prueba de los
poderes sobrenaturales de Jesucristo.
Jesús fue denunciado ante el gobernador romano, Poncio Pilatos,
por haberse proclamado públicamente Mesías y rey de los judíos, reflejaba un
conflicto de la nueva fe con las estructuras religiosas tradicionales del
judaísmo.
Consciente de que se acercaba
su final, Jesús celebró una última cena para despedirse de sus discípulos,
luego fue apresado mientras rezaba en el Monte de los Olivos. Comenzaba así la Pasión de Cristo, proceso que le llevaría hasta
la muerte tras sufrir múltiples penalidades; con ella daba a sus discípulos un
ejemplo de sacrificio en defensa de su fe, que éstos asimilarían exponiéndose
al martirio durante la época de persecuciones que siguió.